UBU,
K Y GODOT CONSTRUYEN UMA FILA INDIA
C. A.
Aguilera
Más que dibujos o historias, en el sentido hegeliano
de la palabra, los muñecones de CML son viñetas
políticas, representaciones caricaturescas del delirio
identitario que casi siempre tiene una nación o cultura:
ésas que Glissant llama de raíz única
, en su conexión perversa con la ideología o
con la idea de República tal y como funciona dentrofuera
de Cuba.
También,
una lectura incómoda de lo que cierta crítica
vende como tradición gráfica de la isla, donde
el Bobo de Abela conversa con el Julito 26 de Chago, y los
"apuntes" de Blanco: mordaces y precisos, como ése
donde un guajiro se ahorca en el mismo árbol donde
se ha siquitrillado toda su familia..., con los más
refinados pero no menos incisivos de Massaguer.
Y es que
además de pintor o caricaturista como quizá
también podríamos llamarle, CML es uno de los
que mejor ha organizado la relación entre gráfica-pintura-literatura
en la isla, con sus ensayos sobre Lezama o Carlos Enríquez:
leídos siempre desde una posición de erotismo,
juego, violencia; o sus estudios sobre el negro y lo mulato
en las marquillas de cigarros en el siglo xix, el "pornokitsch"
en las revistas culturales de los primeros 40 años
del siglo pasado .
De ahí
que no sea difícil pensar entonces que esta serie sea
una continuación de reflexiones similares dentro de
proyecciones distintas: la tradición, la república
de las letras, lo pictórico..., y también una
puesta en escena de los estereotipos nacionales, las cancioncitas
glú-glú-glú que no avanzan ya hacia ninguna
parte.
¿Acaso
dentro del imaginario domésticopolítico cubano
la imagen de Godot no se ha convertido precisamente en el
símbolo de lo que no llega, de lo que se espera infinitamente,
del deseo-ausencia?
¿Y
K, ese K-gusano de ojitos rojos como se presenta en El gran
circo, no se define precisamente por su contraposición
a Ubu: el que monopoliza poder, el que orina hacia todas partes
para marcar de manera guiñolesca su territorio de fuerza?
Si a Ubu,
K, Godot pudiéramos colgarle un subtítulo ninguno
mejor que América. No sólo porque estudia la
tensión entre fuerza esclavo/fuerza amo de manera parecida
a como el checo la visualiza en su primera novela, sino porque
muchos de sus dibujos parecen recreaciones de la ficción
Kafka: Ubu con una peluca hubiera sido una Brunelda perfecta,
y porque a otra velocidad reflexionan lo mismo: el núcleo
paranoico (despótico) del poder, su relato enfermo.
Para esto
CML ha cogido casi todo lo que tenía a mano y lo ha
puesto a funcionar: citas de Jarry y programas japoneses de
computadoras, colores pop y emblemas patafísicos "plagiados",
muñequitos tipo Miró y fracesitas revolucionarias
francesas, inscripciones tradicionales y destartalo civil
cubano.
Destartalo
que no se limita a una u otra orilla de la isla: el eje Habana-Miami-pedacitos-de-Europa,
sino a una lectura en rigor de la Historia: las diferentes
ficciones de estado que crea, y sus soluciones totalitarias.
¿Continuará
ampliándose esta serie con el tiempo? Supongo que sí,
aunque nunca le he hecho a CML la pregunta directamente, y
pienso que continuará bajo otros dibujos, otros textos,
otra perspectiva, construyendo enchufes pictóricos
o escriturales tal y como aparecen ya en sus últimos
libros .
Al final,
como se ha hecho cada vez más evidente, la única
gran tradición cubana es la del fracaso, con sus varios
niveles de "esclavismo" y su asfixia política,
económica, intelectual...; y ante esto, como muestran
Ubu, K, Godot sólo podemos reírnos: pensar el
hueco desde el concepto o la carcajada. Lo demás, es
puro sinsentido, algo así como dejarle la casa a los
pájaros de Hitchcock.
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C. A. Aguilera é poeta e ensaísta.
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Carlos M. Luis.
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