ZUNÁI - Revista de poesia & debates

 

 

UN FRAGMENTO DE CATATAU

 


Traducción de Reynaldo Jiménez

El ave del Brasil es el papagayo porque repite palabras; el ave del Brasil es el papagayo que aunque paraguayo parece yugoslavo, ¡boguslav bubulcus! Al parecer más favorable, son ejercicios impracticables, la guerra de la polivalencia contra el universo, volviendo para dentro, ¡nadruguestrone! Legislaciones defraudadas disipan los números, engaños en el error de parecer obvios. Ese cateretê no es muy católico ni en las shafundas del Yudo, la conversa no compensa, el comparsa no confiesa: ¡cae fuera, cuidando que el culo, con la edad, cae! ¡Catequesecachiporra! ¡No pienses, es cacaca, callapresto! La araponga forjatronera en hierro frío, en piedra dura, queda un agujero en la esfera: el cántaro prolonga un abanico de ecos y un equilibrio de brillos. Los peces están escamados, los camarones están espumando. ¡Jesús de las Indias Occidentales! Símbolo vacío, palabra vaga, un nombre lleno de gracia, graciosísimo: un despreparo civil, una incuria metropolitana, un descanso vano. Ingenios caen en ruinas. ¿Ni nació, ya con caries? ¡Plum! ¡Bum! En el río, apenas una piedra que cayó. En la Compañía — una campaña. Mi mudanza para el mundo es para esto: Brasilia es materia, nada más o menos. El silencio, el pez en el agua y nada más, ¡Watermater! Pensé un monstruo, fantasmas — necesarios, prodigios — ineficaces. ¡Sé de otras cosas en el género, conozco especies nauseabundas, novecientas! Plauso a los aplaustros, algazara desembarafrustra… ¡Refulgugio, ignotable! ¡Nassau, Nassau, Nassau, no te metas en altas caballerías, seacabó, seacabó, seacabó! ¡Sólo un milagro de desespero, sólo un malogro de desamparo! ¡El corazón en apuros, aroma de héroes, olor de santidad! Una bruja amoldijo mis palabras, un ave de mal agüero batió mazo mojado en mi pensado: ¡sueño curvo, mal gusto en la boca, palabras de mal pensamiento! ¡Inmundificio de bichos, inundicies divesubias! La maritataca jeritacatau: ¡fuego de paja ardió Troya! Mientras yo iba y venía en esas y notras, unas y otras venían viniendo… Del mal palo cae el buen mono, un pedazo para acá, otro bocado allá para las putas que me lambdan, me arrepeinen, me arrebastan, me depresipintan: hablad en el mal, parad el palo, la piedra, el pacau. Dese coágulo — no sale conejo, aquel cacao en el cascajo de la rodilla saca agua. Casa en la plaza, alta, baja — año de abejas, año de ovejas. Quien espera despernea, sol me luza, de lumbre no he cura, piensabendiga. ¡Quita y tira, escéptico fanático, mentira! ¡Dame acá aquella paja, vaya que valga! Hasta cierto punto, el puntapié: de ahí avante, ¡sientalosólo! En esos mucaches no se va, muchachos: monerías, espejivínculos volviéndose cuajecuasis, la virazón no nos escrachase. Reza, proverbio, sino hay sinos de serán. Ambos, uno de cada en dos cambios, desbancan los entrebancos a través de destellos en trabajos de eclipse. Después de desafíos al hilo enloqueciendo, ¿llegué a tiempo de envejecer por desafino? Antes sería, después sea, hechos ciertos o gestos errados, hecho ciertos gérmenes. Expropio un improporio, in propio imperio. Litigo un contrato, la estrecha emboscada, introce introito in Troya. Puño en la vesania, venga en la puñeta. Saque el dedo de la nariz, si fuere capaz, sienta ese olor tirando a tiritante, si es que puede quedarse donde está. Hago todo de lo que sé que no me voy a arrepentir, pero es que no me arrepiento nunca de lo que hice con esa determinación. ¡Querer pudiera el descalabro, quiera siempre! ¿Cómo así? Antes eso. ¿A chancrodoridilo, domicivilíco? Nidos de mamarrachos, nichos por niñerías, bichos — y surubas mixurucas, y mubixaba se llamaba. En Buracocaréstia, pedazo de boquete disperdazado en el vado del mundo, el desescandelábaro resplantea espelúnculos. ¿Fuése? ¿Cayóse? Levántese sosteniéndose. Clasificio: ángeles sedentes en la púa de una aguja. Nao en el ponto, toupinambaoults, arcos, saetas, rectas, rombos. Va desde ahí un vagido, ¿acabo vaso o arraso un pedazo de nadita? Yazga. A dedo denodado no se dedica la dedalicadez, ¡aquí no hay pirueta ni chasquido! ¿Cómo es que ni nada es como allá? En la puntalengua, alfafalpina, — ¡como cuando entre amigos aumenta amor, Szeczchlynsky! ¡Sczelpst! ¡Czestpanowie! ¡Kum! ¡Exhuma, monte! En suma, cuente barro hasta el escrache, el trilema que se escurrapax. Pollo pinto no contiene pelos en la lengua, ¡injúrialo! ¡Paga el pacto, bufa el escarreptío! ¡A ovejas locas, orejas sordas! ¡A viejas lozas, marchitas moscas! Un poco a muy poco, un tanto en el entretanto, un cerne en lo que me consarna, a tales tristes convivienen desistros, confirma en quien confía, antes del espurgo, a brazos con semejantes trastos de fletes y trambucos — contrastes palmatrillos, ¡abrillanta! Sucesivos rayos fulmínanle la cabeza, recula y deslumbra a cada choque, mal sosteniéndose en la miseria a guisa de achaques. ¡Desmatuzalísase, maldicefalea! Sarcosilfo legistra el más escraso refresquicio. Voy a volver mi redor en sí, retorno en mi redor: volví a ir, retorné a quedar, ausente hacia los allendes de otrora saliente. Proregreso, retropedazo en pequelíneas. ¡Aquí toda vanidad se acabala, todo cobarde se acaba en cada! ¡Estorbe el locoide, procavoque esta estrofa, por amor a Gordiós! ¡Romparregla! ¡Magnolia de Mongolia, monjolos te monoluden azulejos! ¡Bochichornia, nachiwencuñá! Adavidine de qué lado quedó más cuadrado. Compreñe, compañe. ¡Contraste, toma! A lombricaracoles con moñoescarapelas, avispa en la abundanalga que no ranciaripia lleva minibando en la macacundia. Adelante el desatramparicio, el extrigante atrase, aflija la recordaja, tramontaña a las treces a veces. ¿Cuáltro? Tantra encuandro. Esta cruz entrante en trámites, mediantes la vida en diadelantes. ¡Acrecertámenes: triámbulos, rosángulos, ambios, triambos, cabriolas! Pezuñaguijón circula: ¿cuál la aldaba para estrellalba? Alzada mi alcanzada, permito un upa en un abracuadradobarullo, recoseño la coz, palma sea dada a la toria, bagatela la canalla de allende ni por confronto sombrea marinas en Azores. ¡Espera que el soplo bata en la vara de la cerbatana, arreverso! Calcula albibarcino un promomentor encima de sí mismo, desbaratinga arsevísperas a los docénimos y santimonios, la miranda caetituando, zaranda alcahuetanda. Troncotocado rayo, dimenguada agua pulcra. Exhuman catapataratas en la encrucijada, rezuman la trilla espellada. Repelidos todos los apellidos indecorosamente propuestos, farsero y parsante, ¡lasga la rista! Quien cuchinchilla, yo comiso, ¿el rabo en remojo? Vine hasta aquí atrás de una idea, devolviendo el desenbulto de un lapso, debajo de un régimen de amargar, entre dos intervalos, contra un óbice, a favor de una facilidad, masisañado y abrojovidrificado, sólo sobró al final una vaga impresión… Desde aquí a medio mundo, voy a hacer un barahúndo blanco: de atrás para radiante, desde el estuario para la nacitura frente. ¡Desde aquí dentro en adelante, derecho frentrás! ¿El grillo hablando por la boca del elefante? ¡Tanvez! ¿Talbién susprío, ensimismado a cismar, mismo quién? Digo mi nombre — ¡cliché! — transformándome en mí mismo. El monstruo hesitita, ¿desmonto o demuestro? ¡Presilla, prisis, prisión! Siempre se consigue poner lo que tenía que ser así en palabras que uno traía aquí dentro, que no se sabían allá, esto es, hoy no me consigo hacer entender. Me desinteresé por todo eso: así siendo, circunvexo flechas, apoplexo errores. ¡Desreseña, compan y compadre! ¡Cisque el pingo, risque la yesca, pizque la psique, no inhale — espíe! Juz al jaez, al peor juez, sano y salvo el mejor juicio. Esos los tipos en los cuales pensar da derecho a escalofríos de coracalores y carocalofríos: la piedra, trepada, trepida. Aquí toda vanidad se agrava, toda cuerva ardía, toda mansarda se quiromancia, toda entente se hace de desentedimiento: extraña sensación de malestar. Sólo digo lo que es, ¿desdices estos deslices? Arrullo al oído, ¡jerijaragonza no me quizumba el desfiambre! Resenvista o desembíritese, socavón sacabocado en el calaverón. Yo, lo atiendo, labro un tanto, llevo un punto desafosforado a casa: ¡para, dóxico! El punto en que fui interrumpido por percibires lo que yo estaba diciendo, cuando comienza a poder todo, es como cuando quien no tiene cómo contener al gato, ¿dónde es el mato? ¡Vaya la falla, el resto veamos por la grieta! ¡Enjuta concha acorta chorreada, ahuyentaconcha! Gazofilacio miriñando, coloque — la porrada desa jugada, ¡derrítole porrete! Diciente y reincidente, decires por pensares: pase la base, pega prisas. ¡Sólo cercando el culo aquel de bala desos putos hecho a los saltos! ¡Sólo apretando el garrote del cerco hasta cerca por el nombre no se pierda, sólo si así fuese! Intriga taca y destaca. ¡Acaba, ataca, atabaque! ¡Entre entre, traga! ¡Trabuco, traque! ¡Estralógalo, desestrado! ¡Traquea, franquea! ¡Tranquila trinca trincada, locuela apaña araña, catacaváculo! ¡Arranque el cáncer, carranca! ¡Arrasa la guámpara! ¡Negrocios, salta fuera de la realeza hacia más allá de la leyenda, acabacaba sevicios! ¡Atataca, cutatuca atatacuara, contictacto! Tamborién, tambaño waiwén amplodérase, oh pudiera. ¡Pensadédalo desababieca, cogumeollo, coagulo mejor! Amemén. No se arrepiensa, correspuente. Pendidurado compéndulo, defiendolgante: no me arrepéndulo, ¿capítulo? Combina destrinados: quien ríe peor, pía a priori. Lástima, no la lágrima, relampercibo pero no por última: lancinante, eyapcia. Apaga, estanca, y destaca, pega, estira, picotea, desmigaja, y desentoca, — el bípedo, ambívoro, tiniebla, sombra, punto, fuego, río, verme, ahora ya casi extinto el peso que me exprimía, ¡el Premio! Asperiencia se adquiera, cicatrificios sorban identicolatrías, todos los levantes serán sofistiquifechos: temor ninguno se compara al temer un tal resultar, ¡apodórase! No reflucto lo que yo expluso, martirio en mi arbitrio desperdreo: bostatreó, disipa el epatibio, ¡pajenharañipos! Ni en el improperio persa, es pacífico que el rayo ilumine mejor lo que más fulmine, cañegípcia, expulsa de la espuma, expluda Leda plumas anteportas. ¡Peteca en el zapato, chinelo en el aspecto, tranca rúa, arranca tapa! ¡Llora en la rampa, limpia las trompas, en distraz se disfrace la frase! Siso ceniza, cese lo que cansa. Al ras del revés, zastravás, al de a través: transmimiento de pensación, tal vez… En griegocijo, de abrigarriña en briaguez, de golosombría, cuando comienza a poder todo, escribe una cartucha en garabato. Raciocinio de bugre… desaguaja, infló la cara, estalló la caja. Sobre el sueño, mucho dicho: poco se aprovecha, escrachespache, explayescrache… De tanto hacer todo hacer tanto, hízose como tanto hace, — ¿de qué todo o nada sería capaz? ¡Desaposésese o locomplétese! ¡Entre Lopes y Can, cualquier perro es Juan! Basta la palabra errada para la insanía, un rapto de desatención provoca, un éxito comprueba: infinancias que tu plazo encierra, ¿sabiendo cuándo? ¡Jamaica! ¡Inche, desdóblese el plátano y séquese este hielo! Inflama la linfa, simplifica la esfera, desaflora y brocha. El bicho, ese objeto nada idéntico, menos identificado aun por sus rivales, es tan auténtico que, sólo porque se imagina, ¡parece! ¡Suhace un dedístico estallar un triduo momonástico para desenperrar al can — didrástico! Sini se toca en el asunto, acoda la cobra en el palo adjunto. ¿Cualoqués? ¿Cuál locual? ¿Aqsí? ¡Assí cossí! Millones perdidos: ¡mil perdones! Continúa sustentando opiniones, la distancia pesa en la consciencia: hasta allá, ¡ojo al ritmo! Aunque más no sea centenario, que se percivea necesario: el recto no merece el respeto con que se mece. Pudiendo haber dado todo y deste mucho más allende: ¡pudieras tanto de todo lo que es, menos que eso, pasmen cualesquier otros contracáhilos! Todos los hombres y todo el pueblo de cada parte de la tierra miran sólo para mí, estoy sólo viendo esto, estoy visto que sólo viendo, ¡haya vistas en mí! ¡Laoacoonteceeyó! Si no tinieblas, por lo menos algunas sombras. Satori, el juicio último: no se contenta con decir las cosas, ¡quiere hacerlas bailar! ¿Quién es que tiene un patrón ahí? Pagano no muere. ¡Muere cagón! Alborotafactores, apila fastos de lustros y lustres atrén. La tribu dentro del monasterio lleva la vida que los nombres pidieron a sus casas astrales. Cierre la taba, arrugue la testa. ¿En cuántos estamos aquí? Estamos en todos. Cierre la boca. Toda la taba piensa como si fuese una aldea persa, pitando. ¡Fumo macaio, marofa, marofaime! Forma hecha de spacio, la tortuga guarda de memoria el secreto de la velocidad. ¡Morforma, menorfolga! Todo se recuperó de acuerdo con la figura, todo fue como lo rechingistra el mapa. El problema no es de comer, como dice el profeta. No quedaremos aquí. Personas agent: el deslizar del festín envereda hacia la vera de una legoría de serpentríferas. Una joven verde sale del agua hacia los brazos de una imagen roja: el ser, temperado por sus accidentes. Una pequeña montaña, una taba, una vastedad vacía: los arquetipos son las estructuras. No vaya por un error, quitarse el juicio es el camino más breve: palabras de súbito censuradas como si por violando leyes inolvidables. Hominem hic nascet novum: hoy estoy tan total que, si entrase en una ruin, termino. Lo que se pasa entre una frase y su lapso, gargarismo neutro: pásase el tiempo, el espacio cesa, prodúcense los seres, los diez mil objetos llenos de cosas haciendo barullo y haciéndome pensar — ¡un barullito! Casi extinto, comienzo a contar mis nombres, enumeré los títulos, desconté el canto de los bichos, narré la historia de las cosas: aquí se escamotea. En un día solar de Atenas, envolvióse en la magnífica ilusión de que la materia — el mundo de la vida, de la muerte y del nacimiento — no es toda la realidad. ¿Interesa salvar la existencia humana de las esencias que le quieren atribuir? ES IMPOSIBLE QUE NO ESTÉN VIÉNDOME AQUÍ. En eso, ¡el monstruo — qui verba torquet — nada behemothoween! La trucia prucida los alremohores de normalandia, el dolor en mis lombardías se noruega a las expensas boecias. ¡Xlept! ¿Laberinto o coloso? Pellízcolo. Huérfano, náufrago y ciego, llega a la isla para hacerse monje, a ése le irá bien: no sabe nada y no se esfuerza. Suspiro, el último: por nosotros mismos. Yo era inclusive más blanco. En mi tierra, en mi época, no se bailaba así como así, allá, es guerra en estado puro sin quitar ni poner. Aquí, pesadilla de camaleón es que hay sólo un color. El oro es más viejo que Dios, los primeros dioses ya venían en oro: no es sólo eso, es todo eso, la única cosa que Occam quiere oír. Mas advierta que la tortura no debe llegar a los huesos, hueso ya no es gente: torturar con rabia, sí, — pero los maestros son calmos, por donde pues para ellos no existe perdón. Artscherk duerme todavía y siempre, red parada y quieta, ¡una eça, dúbia nox! — sangre en los sueños, manos y ojos: camaleón después de muerto vuelve camaleón, lo que no altera mucho lo que se verá enseguida. ¡Microcosmodilo! A una rama que cayó con el peso de su fruta — pululan serpientes por el suelo: agua exhala luz. ¡No quiero tener que ver con la vida de los otros, ya hay demasiada gente en la mía, y no están allá haciendo nada! El finiño salió de perspicaz. ¡Fazurka! ¡No me vengas con ésa, que yo voy con otra nuestra! ¡La sopa, a upa, está soberbia! Hasta el respectivo hacer pico, es mucho en el culo de uno sólo: ¡vete a tomar café en los cafundós de jundiaí! Allá donde el cielo es predicado con cuantas tablillas se hace necesario para una canoa, allá donde el viento hace al chico venir desde bajo, ¡la curva! Allá donde las botas de siete leguas pisan en las bostas de judas: aquí. Gustavo Octavo Octavio cayó en el campo de la honra, por ejemplo, tenía, muerto, una herida de lanza en el peritoneo, señales de flecha en el rostro, un golpe de alabarda en el maxilar, el cráneo amasado por una clava de metal, ¡un ojo había sido vaciado con puñal, pero el otro todavía abierto mira las llagas, llorando! Las palabras se ahuyentan unas a las otras como manadas persiguen manadas, mil jaurías latiéndoles a los alcanzañares. No pasan unos para los otros por transpiración ni por sucesión, sino a los golpes, sopapos, guantazos, cuchilladas y bofetones — ¡los pensamientos! Cae y levántate, teniendo perdido todo. No cree en todo lo que le dicen, algunos hablan la verdad: oración falla, cuando se da cuenta que ora. Quien me apellida, sólo para recordar un caso, me califica: ¡amañamoñang! Pienso en circuito muchas cosas deste mundo, los ojos accionan ruedas, ganando velocidad: digo a ese pueblo que piense, que hacer a Dios pertenece. ¿Cuál la hondura desa gruta? Ondas y onduras. Algazara triste: frustra, por un tris — ¡lo contra! Humo huele a sobaco de macacomezón, ¡yapa ninguna! ¡Casa mía, mi cara tenía! ¡Cruzcrispo, silfiliscifra! Mete flecha en África, ¿responden Jerjes? Uno a uno salen de dentro de los otros, acelerando. Hasta que no es tan sólo eso, el resto corre, saque una base debajo de la medida drástica, corriendo. Ya no están dando más inamovibles carreras de garantías para morir el seguro de las cuantías de un viejo, momificado en seguida, aun por surtir efecto el inconsolable resultado de la redención incondicional. Precipitada la apuración, procure reposar, consúmase en el propio local la aparición. Por ahora adelante, apenas, da para decir justito que el no-es-tan-sólo-eso no cabe, rasguña allá sus fugitivas el aquí-mismo-sólo-así; escapa gravemente con el alcance herido el sólo-después-o-demasiado-tarde; ángulos dilatan el inaquilatable destaque, cada vez menos semejante tamaño, de ES-ESO-DEAHÍ. Al contar todo lo que pasa de un dos a otro tres, — campaña en la cual, ¿cuál de vosotros me acompaña con un pan al frente y agua atrayente, que es como se la hace? — ni todo el escuso será desconsulidad. De manera que al dar escozor en casco de mula, cuatro coces pueblan mis pavores con las criaturas desas noches. En el levante de la lágrima, mundo viejo echando una siesta, en el poniente de la lágrima, en trabajos de parto, ¡recién llegase! Algún tanto estuve presto, mediterráqueo entre un lugar común y un puesto avanzado, a reanimar con ademanes de alimentos unos restos de entusiasmos desataviados por la intervención de contratiempos. ¡Mal tengo lapso de huir por las vías de facto, ya se anticipan a mis medidas de urgentes inseguridades, bananescamente, los predadores de mí! Cui haec pudet videre, omnia linces licet, en eso atento, atentado considérese, por lo menos en los mínimos detalles. Sea allá como fuere, haga por donde serlo, que es por ahí que se pasa a lo que sólo narro si ya supieres. Anda entrando milalegros adentro de la substancia, ceremonias no cuadran bien con las vueltas que el asunto da, en esta rueda en que compadres dan el pan a las malvadeces de los compañeros de historia, a volteretas su rebeldía hace girar la falta. De menudencias no se arguya, que sólo se precian por relleno y mucho no obstante son por donde se conduce el ligero tránsito de la vida. Quien nato en pecunia, lecho de vicuña, trono de Polonia, ¿desdeña caballo a quien se ordena, vaca a que se ordeña sin comprar, por un tiro al azar en el mapa en pro de cualquier Cerdeña? Ninguna otra viene siendo mi mosca. ¡Genera quien no gala, juega quien niega que va a decir allá fuera! Interesera gana la mitad, desinteresada — ¡la entera! La parte contraria retírese contradictoria, ¡de la parte que me toca nada conste sino la trayectoria! Trofeo, triunfo, todo sea fácil a ti, señor de las lagunas donde maestros de susurros vienen a pastar a cabestro corto. De prueba que un pie está en la cueva y el otro tropieza en la lápida, no fuere así, ¿desaforáos por encima de Joaquín, Juan o de quién? Tipo que la brisa de Brasilia alentó, ni quien me enfarofó. El primer paso a tomar es un pie en vuestra cara, un fueguito a tocar en la orquesta de incendio de vuestra casa. ¡La ignara plebe ignóralo, ignorara que es célebre sólo porque está ahí para que se celebre! Quiero ver hacerse lo más fácil, lo bien fácil, lo facilísimo, falsísimo ya hecho. Hacer, haz justicia a un juez con todos los malandrajes de Jesús, dando el camino de Damasco, la verdad de Magadascar y hasta la vida de artista para hacerte de cristo. Arriesga un pálpito, apuesto que yo. Otros, pero no se discute, pero no ahora, ahora escuche, o ni tanto, oiga cómo la voz de la consciencia desafina cuando expuesta a los imprevistos del relente. Bueno tener oído a tiempo, desviar bonito sin salir de aquí para ver si funcionó. Consertó, acertó, resta confirmar si pegó derecho. Nada de serio, reparos después de los amparos, — ¿fue para eso que yo te crié, enseñé las mañas pasajeras y las manías duraderas, los paraderos y los bebederos? — talento para la cosa ya vi en muchos y ninguno coincidía semejanzas con el ausente responsable por este lamentable incidente. El enano, mañana, la enana, añamadre, condenados en la verdadera asepsia del término candidatos a demora de parte con la eternidad, con permisidad de la mala prosojosa, ¿quién compretendría siemprejante geomegría? ¡En esa salada malandra, ni casandra me salamandra! Ahí ya era si prevalecer. Por diezánimos a pabilo, superior a todo desafío, desahoga en un hilo de desconfiducia: ¡vuelva a patria, selva a satrapía! A la mente no les lícito conservar una melancolía cuando el cuerpo anda al sol porque la luz del astro cocina la alquimia de los jugos de la alegría, semilla mojada debajo de la piedra. La piedra, más que de prisa, penetra la floresta, trepana la funestra sinistra. ¿Eso es presente que se presente a un legítimo representante del aquí-para-delante en nombre del todo-va-diferente? Usuró, azaróse. ¡Aquí en la satrapía, todo por amor a la patria! Diga que es lujo y feliz coqueluche: ¡un choque de lujo, pero qué chasco más chic! Si el ciego se acabó, pronto: el ego se agapó. Canalla saca navaja, pone fuego en la mano por cualquier quítame aquella paja, tege-prisa y vige-sierva: ¡la jingla humilla para el carajo! Vacila que lleva una varicela que no sana más. Para bien entender, media palabra no es ninguna bosta, el buen entendedor hace lo que bien entiende: ¡te proyecte de frambuesa cuando flaquea, de sarpullido cuando atruena, dios te proteja! Coro de palmas hasta tirar el cuero de un palmo, adelante de la nariz. Tierravista, fin de fiesta: agua va… La mucosa de las ventosas de los tentáculos de las medusas contrae los testículos de los machos de las hipotenusas, ¡pipt! El escaleno esqueleto esdrujula y cae en la piedra de amolar, perdiendo despiertivamente el pulgar. Catástrofe extensiva a los suyos. Si con enredos ya son espeto de pescar y arcar, qué decir con cebos, no sé qué decir, si no me engaño. Esmero del huerto del infierno, el aluvión, el desgaste, el resturibio, gentilezas son por cuenta de la oca, fichas en la caja, rojoventisiete, corrió el marfil, quien no puede, pagando, pueda, id en buena Compañía, sólo, sólo, no me pregunten más. Recién-derrepente, doy por cerrada esa contrariedad sobre reliquias, esa comedia sardónica, por puesta en escena, esa feria pantomimética de fierias, por cada transgresión con que nos tendremos que haber. Ajante, olvidadeces. Al revés de no tener vez, tener diez, por causa de nadie botar efecto, ¡lo que no podía ser! ¡La caperuza que pasa, la caravana en la cabeza! Anda, pisando huevos de yacaré hasta donde el jabutí acaba, la toalla a perderse en los gaznates de los habitantes de las leguas y leguas de agua… Después de un susto, todo queda en sostenido, caso contrario es caso perdido. Al tocar el caracol, se sabe el destino, el sentido, el para qué toca. Enterrado en el aire, nupcias al viento, exequias al aire libre, una señal, un sino, un será, un serán, el ser ya fue entenado, a pesar de no tener parentesco con ninguno de los manifestantes. Ida, estadía, vuelta, es apenas decir adónde el lombricorongo llega caminandungo. ¡Cuadrúpedo retrógrado, antipático! ¿Pasa el tiempo de los cajús en Cataluña, toca pegar las susodichas castañas a la uña? ¿Quién es que esa masacre quiere? ¿Pero dónde es que nosotros estamos? Yo, siendo así, ¡urubú me rangue, caribú me rasgue! Camaño camino, tamaño tamanido, lo más apetecible que el frijol negro ya creó, como se verá despacio pero enseguida. Ni toda voz que se oye, dijo alguien, ni todo cuerpo que se menea, se movió, ya eso nadie lo dijo. ¡Quien por guía ciego se guía, mejor se asegura que seguía! He aquí mi pavor favorito, energúmeno. ¡Desculapio el tarampánfilo! El sinistrógiro quijo, el preámbulo dijo, el destróvago hizjo, ¡oh centripatéticos! ¿Os abstuvistéis? No se asensañe llevar ventaja de tal mundo y de así espléndido enseñorearse, desconsiderando que la universal opinión hace alto en esta encuentroversia. Licencia y recato — una, después el otro, y lo extraño: otra más, que le atribuyen. Puestienda merienda, minuenda comprivenda, zaranda reprimenda: luz, como sé, lumbre, como puedo, lustro, como voy, mediante correcta ofrenda, a pensar en su caso. Un ojo dio un reojo al aire, saltó por encima del gesticular, sólo dio para ver el rayo del rabo y una que otra belleza: ¡la bestia cuadrada! Un gigantesco monstruo se avoluma y se aterciopela en su envergadura, ¡el cúmulo de la aberración de las máquinas que el África fabrica, la actualidad absoluta! El cuadrondo está erroño, más vano que un pavón cuando estaba dando. El imán descansa cargando hierro, la piedra heráclea, la inducción magnética. La virtud del magneto aspira el hierro: destino. ¡Muchos globos rodados, las semillas celestes de las llamas prometeicas! Memoranda antigüedad, en papirámides nihílicas, dejó atrás los ejemplos de los modelos, signa babylonia, causas ocultas y elementos de las cosas del mundo. Inútil fulgir: estoy herido, eyaculando flechas contra los monstruos del mar bretón. Insoporta la estadía perenne de todas las existencias, el peso de las medidas, las maneras de llevar adelante lo que viene cayendo a los largos pedazos de los caminos, un solo instante de vuestra presencia. El claro y la claridad subsecuente fulminan las sombras, fundamentos de las tinieblas, ¡cuerpazo en el pastizal, la bestia cuadrada! ¿Facón de fierro clavarse en la parte aguda del grito? ¿De brazos crustáceos? Paz, por la manera, nadie aquí está queriendo, ¿no está viendo? El magneto. Enrevesándose en la caída, la piedra heráclea atrae la estatua, estableciendo afinidades infinitamente próximas del cero de su igualdad, mira la democracia imperante en esa ecuación, la atracción de la gravedad llegó atrasada a la extrema gravidez de la situación, por venir practicando los círculos reflexivos a todo lo largo del transcurso vivo. Salió de ahí, no me sirve, cayendo en los incorregibles esquemas de las danzas lacónicas. ¡Afronstipigio, aprontífese! La escena ininterrupta asústase, el ventrílogo por el ventrículo, la canícula por el cubículo, el estímulo por el patíbulo, ¡satraillístense! Artichicletz, por artes de oropel, no es igual pero es parricidio, primero, último y único: físico o cívico, digno de posar al espejo, ¿las inversas no son veras? Si la cuerda es que es corta o el pozo es hondo, — cuando te llamé hijos de puta, ¡lástima no supiese tu madre ser muerta porque, viva fuese, ¡mandábalo a las que disputan haberte parido, o a otra baderna paterna parecida a tu disparate natal! ¡Abrió la puerta a todas las licencias, el desenmascarado, ese descarado! Presentación de cara en una defenestración, vino a golpear desescascarado en la puerta equivocada: de puerta en puerta, cara a cara, de uno — hocico de otro hasta llevar aquella en esta para dejar de ser bestia. La cara no combina con la careta, ¡sale aldaba y entra ariete! Esperigüenta: vuela bajo, el sapo alcanza, alto, cae derecho en la tronera de puerta-trampa. Picirico de periquito, arapuca: periclitante desexquisítese peregrinoso. ¿Y para la anaconda, nada? Todo, todo. ¿Entonces, cómo es que es? Es pique, está en hora, asazahí — ¡raximbum, ratisbona, boa: anaconda, anaconda, anaconda! A la hora de escarnecer, el chino viene bien a callar: ¡las que virecinas, son las avecitas que adivinas! ¿Quién, persa? ¿Yo? ¡Ni por Perseo! ¡Olvídense! Vé allá si no van a mover en el lugar errado, en la piedra torcida, en la caca del gato, donde puede salir un cobra, tarde piaste, el veneno ya habita la vena cava, el bazo hincha, el mentón cayendo, arrastra en la caída la estrella cadente, piedra angular de los cimientos de la vialáctea. Pincha por dacaquella pichincha, mi compinche: no importa ni siquiera que seque, como sigue. Encapríchate en el pie-dos, mil perdones que lo debajo es mío: ¿cómo distinguir cada uno de la asimetría a que insisten en reducirse? Quien fuere valiente que se levante: al vigilante sólo se sorprende suprimiéndolo. Desremembra la lumbre que se vislumbra, es la sombra que lo deslumbra. Sólo está viendo, es sólo ver, ¿no estoy diciendo que sólo vendo? De lo que nadie podía imaginar a lo que todo indica. Clitemnestra, Clitemnestra, ¿quién tu clítoris administra? ¡Quien se avergüence con tamaña envergadura, con la cabalgadura se avenga! ¡Vése que no me amola, relapso! Se aproxeneta, ¡dále coñac hasta la perilla hacer come! Recibido con pompas de bicho papón, sin más demoras, ni los cambetas de la haragana milonga: vestido de súbdito, así de ciego. ¡Diciembruje luego! A él se invoca con poca cosa, que ni alguien que yo conozco más de lo que conviene conocer a otro: ¡Articzewski! ¡Occam! La sombra trae un viento soplando la lumbre sólo para ver a qué mundo éste se resume. Mina y trasmina, por ventura, si fuere, pendura: ¿ya pensó qué es el bandido en la historia del género humano? El descalificado atrás de los matos, esperando que pase el productor, ¡y predarlo! Salpicado de súplicas, vengan y envejezcan viniendo: ¡me castisalfo con poco, — trinca y destrincha, pierre catreinta! ¡Quien, después de asaltado, robado y rapto, habiendo perdido el sentido de la propiedad junto con sus pertenencias, sigue a sus captores y acaba tetrarca de la cuadrilla! ¡Cuando yo más contaba con quedar loco, quedé apenas tonto, lo cual es al pretendido como el pretendiente a la pretensión! Constreñido, ¿quién me constriñe? ¡Constríñenme aduagelos y quimelanges! ¡Encienda esa cocina, bota a hervir, febritúrate, salután! No fue nada, todos comprenderán: nada sin cierta luz que me miliúnica en el apagar de la vela — a los ojos deslumbra, ofusca, empaña, bizquea, ciega y vacía. Hubo quien dijese, aquí yazga como si estuviese en su propia casa, intentando a hierro y fuego pasar desapercibido por mi imán y aguas, ora, ¿dónde es que nosotros estamos que ya no reconocemos a los desconocidos? ¿Quiere tener la bondad de martirizar esa santa ignorancia? Levantar el dedo, y sólo no estarse mirando. Un olor, un abano asmático, un ademán espasmódico, un sínodo sistemático, o entonces un sonido, o sino fuere un reflejo, ¡quedé sin tener qué decir, en la sordina del rumor, en la peor de las hipótesis! Cuando no da pie, pregunto: ¿tan raso o cuanto antes pasé? Saquislado en conomezones, ¡con vosotros quisiera cruzadas serenimonias en otras desencurtilleras! ¡Un acorde discrepante, un preñilunio: son chapuza los combates, destaque los banquetes! El hombre idóneo, en el momento cuandáneo, en el lugar ubicuo: lautas manos pillastres, incólumes en la calamidad. Una cabeceada en el pie, una mancada en la palma de la mano, un codazo virando el cojeo del perro magro, una ojeada atravesada, una pedagógica en el medio del puntapecho, ¡mañana, al cantar el gallo, sin saber de qué lado, vengan! Me arrepentían los cabellos, pierde el pelo en el miedo donde se pela, interpelleja: ¡lana costeando, allá se duele esquilado! No hable mal de boca llena, del plato lleno — no se vuelva el nido de la gallina clueca, doble la lengua y brame la vagina a su buen bramar: metió el brazo en el cumbuca, la cabeza a quien le quepa la arapuca; la pierna me cojea, percibo cancelas en aquellas cansaderas canelas. En un oído, escrito: ENTRADA, en otro oído, escrito: SALIDA — en cada rastro, ¡la estampa de su rostro para espanto de todo un otro resto! ¡La tripla aflora al nefelibasta que arrebata tripaforrando! En las selvas obscuras, la sirve observa decenas de escenas obcenas, cómase esa broma con una dosis désas, en aquella base: ¡un libracara, un callaboca, un quiebracara! Observa, absorbe la piedra que brilla — quiebra: un erizo llora por todos los chorizos. ¡Trauma, turco! Todavía no alcanza para hacer una buena idea, volver a las buenas gracias del estado anterior, ¡a menos que yo haya contado de más! Acometido de súbita anestesia de la memoria, un yelmo concentra el fuego de santelmo, cúrvome ante la autoridad de los años, siempre pensando, ¿en qué categoría se metió aquella sinecura pizpireta? Afinales, ¡qué tiempo hace que tanto se deshace, salmos y retazos! Desolvidé, de tuercido y de recho. Aquel que quema, aquel que porbajo de la comida bota agua para hervir, el torracarne, brillanoche, y hace nacer canciones: ¡la substancia de las llamas, el alma pincelada y emplumada de la llamarada! ¡Toca fuego, meta chispa! ¡Fuego, el mayor de los elementos, fenómeno típico de la tierra, que se procesa mejor de noche, cauterio, cautiverio y cautela! ¡Gracias, gracias, yo merezco mucho más, pero por ahora voy aceptando estos homenajes, hasta el umbral de tolerancia del mi sacojón de paciencia, capitán! Las cosas nuevas son muy fáciles, señor, por eso importa el decirlas primero. Atiende los hechos pasados antes y no harás eso ahora, de continuar al siendo así, después de haber sido así. ¡Acrecientaciento y acrececientacuatrocientos! ¿Auriundo? Oricuando. Donde el cielo, indiferente a las aves que lo vuelan, y entre las que volaban, si algunas brillan, ninguna cae. Puedo querer ir ahí y hablar eso, pienso que sé pero hablando substituyo mi certeza por los azares de la comunicación. Hablar es cosa de quien novedades tiene, saber ya es repetir. ¡Levanta una cabeza revoltosa, sabiendo todo y furiosa por una curiosidad! ¡El can de caza en cada carcasa halla la argamasacarnehueso, imaginaugura! Voy a ver y lo que veo ya lo tenía visto, eso era aquello, pero las cosas buenas son muchas, en el tejido persa del tapete siempre alguna novedad es posible. Muestro el susto y sólo ven la duda, duda es natural. Lo que se esconde por tras de lo que veo, ilumino con la llama de lo que sé: quiero saber impunemente, quiero decir del sé para arriba. Verdad, violencia, ¡dura poco, obrapellizcón! Indico con señales hábiles y bastante capaces lo que está fuera del alcance de los canes de caza: uno déstos cansa, caza descansa en el galope. Lo que estraga dragón es querer ser león. Criprocrorum: ¡no debe prestar atención a la audiencia, debe prestar atención al desempeño! Sólo una risa es mayor que una sonrisa, sólo la carcajada ríe de la risotada, banderas desplegadas muriendo de reír y de viento. Bicho cuchichea y hablan de mí, hablar es siempre menos: ¡la carcajada de Zenón alcanza el blanco antes de la flecha! ¡Cosclillas, no quepo en mis calambres: viñada bustrophedon! Altura altera largura, sé más de mí que de otros pero hay muchos otros en mí, que yo no sé. Al ver al maestro, comienza a aprender. ¡Va a entrar en un friaje, casa iluminada sin gente dentro! ¿Quién está ahí? Yo estoy aquí, esté aquí ahora. Váse el enemigo al desierto, da con Job y dice, Juan come menos, viste camello y come langosta en la arena, Pacomio busca abrigo en un archipiélago de calaveras de cerdo. Y radical come las raíces de las cosas. Lugares cuyos nombres mudaron mudaron. Allá van ya muchos años que allá fui pensando pan y diciendo gloria. No es así; está así. Los nombres están llenos, hablar es la manera. Vine de una villa fría y húmeda, buena para pensar. ¡El mundo picoteapacas, desabrochacabrocha piel de rocacabocla, aroma de cabra, comida de roce! Extranjero es extraño porque llegué primero. Tenía un reino donde sólo se entrababa por descuido y sólo se salía por la cámara de torturas. ¿Qué ejemplo de luz es esa materia-prisma que nos alumia? Atormenten el sibarita y cumulen el monje con regios dones. ¿Saben de la guerra por la humareda en el aire? Tierra fecunda en monstruos, Brasilia mordida por el Atlántico. Calavera, un coco sonriendo: empachados de pochoclo, pero siempre leyendo a Séneca. Bocacadenado no entrasale dragónladrón. Sosíasolo. La máxima potencia es un pésimo momento para pensar en el próximo, mejor: aumenta empeorando. Inihilmihigo, el misterio elemental. ¡Colapsocardíaco de un colibrí, rompepunto! El pasado, más cerca que lo suponía. Salva mas sólo el alma, ¿alma gasta? Lo que la muerte pierde en distancia gana en certeza. Monumento momentáneo. La vida que la espada destruir no puede, el abanico puede. El espejo me expulsa hacia el aparato del mundo. Acaba la utilidad, queda la verdad, acaba la verdad, queda la belleza: no mienta que bien conozco lo contrario desa historia. ¡Colgado pendón de la colmena, las abejas hacen cosas plenas en las banderas quietas, pero la mente se mueve y mueve la bandera, en un desplegar de abejas contrazul! Apetrarca pertrecho, no pierdo el error: ¡el rayocraso en la armadijadura! ¡Pererecapeteca, petelecomuñeca! Escrúpulo en partir el pan, muriendo de hambre. Fiesta contra este mundo, limaza blanda en el alma, pláticapazguata. ¡Nuestra vocación siendo nosotros mismos, los otros dejan! Pereza cabalga palo de monjolo, bate en el olor, hiede: ¡chuanpung! El rostro de las aves sutura un cuartílago. ¿Quiere hacer una casa sin techo, sin pared, sin escalera, sólo por puertas y ventanas para entrar la brisa que no viene de dentro ni de fuera? ¿Quiere hacer una casa, morar aquí? ¡Pero nomás vean qué casa quiere! ¡Casi que hablar a puertas cerradas, pensar de boca emparedada! Esgrimir en el aire, dar golpes en vano y al fin hablar con un peñasco contando pecados: escorpión tortura orquídeas, arapongas largas, — lo que fue, fue; ¡lo que será, será otro! ¡Descuichaesqueleto, escabel de tus pies, escabeche de tououpinambaoults! Piensa mucho, los números — en una red de cuerdafloja trabajando par hacer el ceropaso, por más que se empujen las sumas, nuno jamás será nulo! ¡Canastatruco, trabucozastrás! ¡Yararacamatraca! ¡Termina en una décima periódica el problemaurucubaca! Bicho vive a base de bicho, matar un hombre insectos providencian. El pregón reza: quien no tiene máscara, en Persia no entra. Era de las tales que, pensadas, desaparecen, ¡rocíocatarro! Ojo de durazno persa vé la tierra por un agujero en ella. Quemándose un dragón en azufre, lluvia de descerrajas, el vapor enciende el olor a ruda. Mucho para considerar en las intimidades de las primicias de los indicios pero los víveres no dan para eso. Migaja del mundo brilla, ¡quinquenioquelonio! Bien al centro de la chispa, plaza central del corazón de la llama, la puerta de un reino sin durar: ¡deprisa, levante esa torre, no hay más tiempo, desmorone ese túmulo, escriba rápido el nombre en la arena que allá viene marea, chasquee los dedos para activar la circulación de los humores, pase para acá, quede de mi lado, compre mi lucha, llore conmigo que yo te voy a contar todo, cásese con mi hija, póngase en mi lugar, continúeme! Extinta la estirpe de los reyes, trono reducido a ceniza, corona perdida entre ciegos, palacios combustibles, calles marcadas, lugares borrados, tiempos olvidados, arrégleme un nombre para todo eso, bien corto para salir luego. Puede consultarme si quisiere saber si parece lo que estoy viendo: el palo de pino en la cabeza, el pinal en el recuerdo, un piñón en la boca bamboleando más que charuto en boca de borracho. ¡Abra un pino, enseñe el leño, afine la punta, el fuego empederne la epidermis, río! Anda que es aquella agua, vea abajo, precariamente suspenso por la superficie del hilo de una ley física. Descortino es todo que se pidió a los dioses de las ventanas, inexistencias así patentes, omisiones tan flagrantes, inequidades para allá de palmares. Después, la agrura, el vacío de par en par en abanico, ¡la brechatura de toda abertura en cerradura! Sólo después, el estornudo, el esputo, el acorrayo, el salam, el sí, el vrum, el plim, el terror, ¡el ah, ah, ah! El agua más mar no pidió ningún naufragio a transfalcar, archipiélago de lugares comunes en un mar manyado, un día de la caja pasa, otro día de cabeza da caña. La ruina es una taberna. Mi encarnación anterior anduvo pasando por cada una que no me admira, ¡ya nací cansadito da silva! La ruina es una taberna, viejos amigos, devotos uno del otro, alrededor del altar. ¡El charlatán va allá todavía! ¡Pero qué fin llevó a los ricos estados, la peste en los estadios llenos, los vasos llenos, la marea ricorgitéase, todo lleno, lleno, lleno! Insolencia, ¿qué es que está haciendo aquí ese vahisterio en un bestiario, el diablo x cuatro? Sólo porque una cosa se asemeja a una vecina, lo más probable es que todas las demás cosas se parezcan a ella ¿o es más probable que las dichas cosas difieran mucho della? Hablamos de ambas cosas, sin embargo diferentes en el modo de actuar, iguales en todo, menos en todo el resto y, como si eso no bastase, aun por encima, simples variantes de una variedad mayor: estamos hablando de dos cosas diferentes sobre el mismo asunto. ¡Solución de continuidad, peticiones de principio, repeticiones de Eutripio! Punto, cruz de rectas, recta, serie de puntos, plano — desplazamiento de la recta sobre sí misma, volumen — revolución de plano en torno de sí mismo: no puede abolir el punto porque las dos transversales cruzadas para consurarlo van a coincidir con él, consagrándolo para todo y siempre. Movimiento miní, pedrada de sacipererê, el nuncio es nubio, considérese dubio. Recuerde y celebre, que ésa es más reciente. Vermes tremegustos, ¡cávese y cabállese! Basta de pensar. Vamos a hacer las paces, influenciar amigos, traer óptimas novísimas, llevar los caños, levantar las velas, bajar los pantalones, vamos a hacer alguna cosa, no vamos a quedar aquí parados como otra cosa no han hecho los que aquí pisaron, un pie en el suelo, otro pie en la cara, ¿quién, yo, oh en el oh de su bozó, en el eh de su oboé, en el uh de su culó, dijo alguna cosa? Malgrado suyo, el talante siempre suyo. ¡Grupo, zafado! ¡Can mondrongo, avúlvese! Lapidarios, herbarios, bestiarios, anecdotarios, seguidillas y encontradizas, bien por eso mucho más prolijos aun que sin los rasquicios de otrora: salvo conducto, falsos, contodo. Sin dejar trazo sin destrozar entre los desleídos restos, pulula la patrulla tapuia, manipula y tripula: ¡un majareta, tipo matusalén, personajea y patrocina la campana! A las tretas y barricas, engrupió la pandilla, obviando las inconveniencias de tener una cabeza a pensar. ¡Glotro dicto, oh trepanado! Cada giro esconde una risa, no tiene caso aprecionarme: si estoy boyando es porque no estaba en la historieta.

 

 

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[ ZUNÁI- 2003 - 2012 ]