ZUNÁI - Revista de poesia & debates

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SERGIO UZAL

 

 

 

 

WU

 

 

la mano que me lleva, me arroja
dice: “fuera del camino, se abre la puerta”
se abre cayendo, se junta en pedazos
oyendo, se abre un oído
un roer que se llevó el sendero
y el aparato
un rodillo, o una rueda con puntas, con filos
un embudo hacia el budokan salvaje
serpiente de nudos eyectada
en el planeta umbilicado, la laguna universal
abierta para el que ha sabido llegar
esparciendo grano
granjeándose a ganja para cocerse en el barro
estallado en ese umbral
camino a nada, senda entre hemisferios bañados
cabeza pulida, cabeza de montaña y de terrazas-bosque
el meteoro que debe haber tallado
esa barba de estrellas


*  *  *

 

 

andando gato, de bota en bota
la atención un sombrero irradiado
con sus puntas hinchando la fruta
con el pico TUNADO
bajo el árbol de la disolución
bajo el árbol andando
de grano en grano
la rotación

 

*  *  *

 

 

puertas de palacios enanos
señalamientos hacia zendos solitarios
cenar de su mano
y en su cetro crepitar nocturno
los murmullos de la cañada
pañuelo rojo en la brisa esmeralda
y un esmerado tallado de polvo
la nuca xilografiada
y el vacìo de un bebe dedicado
sin saber
espuma de vino-petirrojo
brotado del sol al pie de la columna
hacia entrezonas cantoras
que marchan eternos palacios
ignorados en nuestro movimiento quieto
suelas que no vuelan
pero pueden llegar a adosarse
a la nube y los que viaja
soplados en nuestro sueño
agua que nos sueña ágata
barca sobre un lecho de grafito
dioses de madera sonriente
chasquean en la fuente blanda
con la precisión de una aguja
el cerebro extraterrestre
pare el sol y la luna
en la moneda imantada
fluida por la voz-silencio
tejida a la iguana-tierra
adorable valle lunar
abierto en la confianza
y la sonrisa
con su camino abierto
como una planta-cerebro
meteorítica
radiando el corazón vacío
y sus ramas a derecha e izquierda
una guardia de fósforo gris abre
a los ojos de las lagunas
montaña sola rayada
recogiendo al jardín serpiente
contra ojos de larva escalada
y crayón de eucalipton
libro vívido de las auras
de las poblaciones porosas
luz de la cueva-lengua
con su flor de tornillo
abierta ante un bebedero rojo
a 1000
a 10000 kilómetros
rotando estación zumbadora
entre otras islas descorchadas
goteando baba verdosa
que erupta jardines
ante el misterioso templo
del féretro abierto


*  *  *

del agua gata, la aguja oruga, que astraliza los andamios, vive los rientes en flor de la serpiente
divertidos, dirigidos sin dirección, sin intención, a las explosiones de hojas y brujas y de espíritus
antorchas que han venido apareciendo al ferviente y crujiente acceder de un orgasmo que estalla
en todas partes y se deshace en sus nubes geminosas, germinadas por las botas rastrillando
los tejidos del aire interpenetrado por el fuego de la respiración de sus brazos sedientos diseñando en giros y danzas las microtransportaciones motorizadas de los filo-rayos al filón
humectador, brotar, focal infinitamente de lo en tanto brotando, vasto, de la broderie, cuanto que
abocado a un canto, serpeando...

*  *  *

 

 

la mata. mata de hilo blando y resistente. hilos que rotan la
manta a oriente —ella espiral. pasos de bizcocho húmedo, rastros de un tridente.
cara trabajada por picos. pisos temblando pantallas. un lago, con su oleaje a la
pluma, de patos satinados. la tundra del paladar. el permafrost. cuelga de la
saliva la palabra patos. ¿cómo es un lago? una onda peinada, veloz si peinamos
la respiración con su onda, nubes peinadas como pelo de italiana —calabresa—,
peluquera de vitraux. bordados zumbando, bordados que nos fuman en silencio.
precio sigiloso: sugerido a la roca la mayor desnudez, derrota que no es derrota.
nuez detrás de los picos, radar de la nuca, también, la presencia de estas que
recién conozco, siempre, automáticamente, aves. aves que tienen más presencia
de lo vegetal, de lo mineral. aves-espíritus intermedios, de lo intermedio? no
sólo de mediar entre el cielo y la tierra, sino entre los pasajes del espíritu en la
tierra? el árbol que vuela? la piedra que vuela? rama-negra atrapado ojo-cotillón,
señor mineral. y también está minerva, solapada, cuchicheando a los patos.
gansos de polyester, entre las cañas, la danza es un grito. entrañas, basculando,
entre las cañas. carrizal. botín —una moneda— en el borbollón amarillo. cola de
haba tostada, río de absenta, el shampoo de minerva.
tenebrizo, el jardín-tapiz,
con su altar-aguja de piedras amontonadas. o: caminando por su talla está el
puente, el puente de tablas, agujeros de luz. toda la base es demolición! oh,
tenebrisa, esta mórbida suavidad. caminar como un rey de papel en la bruma de
nepal, caminar como un prisma. casitas de troncos aparecen cada tanto, paradores, fumaderos, lugares para engendrar niños violentos, secretos, sitios
para la vejez y el azoramiento. cada tanto, en cruces sedientos, se suscitan
breves reparos, a veces ranchos, casetas de espías y de
vorticistas, de soledad.
castillos, castillos en el pico de un acantilado, castillos de a dos saltos. y,
abajo, las espinas de los náufragos, estelas de negra arena. barcos de piedra.
bajo esa llama rútila líquida, esa esponja, piedra. y esa agua es un gas, y allá,
aquella pista de qué deporte? una espiral entre nubes, señuelos, patos. los
veleros, suspensión del tiempo, crin en la que arrastran a un par de pescadores
en su miel. con ese par de caballos (dopados) de fuerza. sobre ese garabato,
el mar oleico, esa lámina, nada. nada en el jarabe, vuela su remolque entre
estallidos de toxicidad

 

*  *  *


esponja. esponja verde milano sopla el jardín alcanforado. la tormenta es una
gota. que cae al agua jugando, donando su jarabe. trocar entonces el papel en
horquilla. el dibujo de una escalera serpeada, las espaldas, costillas-muelles
en un río o un torrente, birmania. birmania vestida de colmillos. las rodillas
raspando en el tobogán, sacudiendo a las barcas. piedra que corre, piedra que
trae voces, toses, verdes praderas en la cabellera. un largo y fumoso pis de
arena, sobre las sierras-pecho de cigarra, me pongo a cantar.
allí estoy, en
cuclillas, con la rienda flexible, la música húmeda. allí estoy, como una iguana,
cadencioso ante la iguana. las dos piedras y la antena clavada. dulce de cristal,
jalea, detrás de las oscuridades de los hogares, muy atrás. y de las lechiguanas
santas, la zanja por escalones-resplandores de tikal. hoguera. detrás de las
oscuridades de las cuevas. cardos espesos entre puños ligeros, besos de culebra.
paredes de hoja con puertas disimuladas. por la huella de hueco poblado asomando el oído. allí estaba, la música como algo imposible de ser capturado,
detenido, donde dos comadrejas fumaban una montaña-rocío
. hornos de vida
recóndita, rara

 

*  *  *

 

 

boca de sapo, de colilla de bruja
o de brillo embrujado, la chispa.
o el chisguete, donde el vuelo de
un asno, en el ojo irradiado entre
los arces.
sapo irremediable, cada escena
un tajo, una lengua que chasquea.
perfumes de atolón y de trapos,
capa robada, arpa birmana.
y el olor a porro y a crines, a
cascos hundidos, el esplendor
después de la lluvia.
renace la canción pútrida, en
la boca, el culo del asno,
chaparrón de miel y caballos,
montando hacia coimbra color
miel, en el crepúsculo.
corpúsculos ganados o ni
siquiera, presencias en el halo,
la danza de la víbora.
o presencia retirada, presencia
requerida en una lengua atravesada
y radiante.
clavos en la lengua que abren
lenguas, lengua que se atraviesa
a sí misma, se deja.
arrastrada en la pinocha, la miel
de los palacios, atorado.
el oro de la cabeza, conversando
con el plano, el ave bicéfala,
chistada

 

 

 

 

xur

 

este canal aliviador —que lidia
la
licuefacción —fascinada,
este canal-acto a ser recorrido
en una rueda de bicicleta
a trevés del aerófono-cabeza
conectado a un conejo vibrador
de oscilaciones lanzadas como pedruscos
a las laminaciones del bosque
como la posibilidad incontenible de
aperturas de un rostro cuya llama
“imposible” es y ronda el
por ahora
o lo que lidia este ahora multiplicado
en sus ramas de lámina-crack
porque, qué dicen al pasarme
la voz de una puerta?
qué dicen de/desde esos pisos donde
la puerta es una reverencia?
la inclinación que arde
hace a un mar de hojas
la penetración de esas aves solares
como haz en el caldo boscoso,
la marmita llena de chistosos,
de chasco en chasco el acto
lleva la cabeza en la mano
y los brazos señalando una cartelería
inquieta, brujeril
 

 

*


Sergio Uzal nasceu em Buenos Aires, 1968. Todos os seus livros permanecem inéditos. Poesia: ochaya (2000), cosmo (2001), piel de gallo (2003), (en jardines de) akimi (2005), ohcepetna (2004), ataúdes bosques (2005), membrana: el boletín del dragón (2007), membrana: lejamaní (2007), membrana: san voltar (2007); prosa: fragmentos de aria colocado a sus pies (2004), la hambriento (2002-2006), la mar de bolivia (2007). Também mantém um livro-blog em processo.

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