AQUARELA PADILLA
EL GRAN MORDISCO
Ir a comerme una manzana con Eva y plantarme indecente, poco
refinada, frente a su cuerpo marino, rondarle su cabellera
líquida y azul, rescatarla de ese viejo egoísta que se hace
llamar todopoderoso. Sentarnos toda la tarde a comer
manzanas, las más rojas, las más blandas y jugosas manzanas
del supuesto pecado; comilonas, acostarnos frente al sol y
celebrar la fiesta rebelde, de seguro Adán andará buscando
hojas para taparse la desnudez, tan cobarde como siempre.
Hablar en otro idioma nunca impuesto, quizás como los
pájaros, como los peces o culebras, un idioma vegetal como
esta tarde. Sacarle la lengua al mundo y reírnos
eternamente, danzando como lluvia, empapando todo lo que
sabe a flores. Plantarle otro árbol a la noche para que
venga a recoger sus lunas redondas como naranjas. Las monjas
arrugadas, tediosas, todas despavoridas huyendo de los
conventos, gritando el fin del mundo ¡Eva planta árboles
prohibidos con otra mujer desnuda! Adán se tapa los ojos,
¡Qué horror! El Papa seguro morirá de un infarto. No verá la
rebelión desnuda y sin costilla de Adán. Eva y yo, descalzas
entre las líneas de un libro bien aburrido, decidimos
escapar con la mochila cargada de manzanas, para todas las
Evas que esperan ansiosas el gran mordisco jugoso de la
libertad.
Amén.
SIN CONTEMPLACIONES / O DE LA ESPERANZA
Generación amnésica
La tele nos enseñó cómo hacer el amor
Cuánto debía medir un cuerpo para ser deseado
Con nosotros hicieron el experimento vivo de los Pin y Pon
Convirtieron el amor en cursis corazoncitos de chocolate
Nos prohibieron odiar porque era malo
Crecimos creyendo que la vida es una pantalla gigante
Una vidriera sin ofertas
Realmente nos comimos el cuento de la cajita feliz
Patética generación de mamis y reclutas
Hemos visto tanta película gringa que ya no nos conmueve la
muerte
Ayer un soldado inglés destrozaba un niño a patadas
No hubo game over nadie lo lamentó
Nuestros dioses ya no son de lluvia
Son representaciones móviles de la estupidez
El vacío nos da forma en cada paso que damos hacia la muerte
absurda
Generación que nunca supo qué era verdaderamente estar vivo
*
Aquarela Padilla
nasceu em Caracas, em 1988. Estudou no conservatório de música
Vicente Emilio Sojo. Realizou curso de fotografia na Escuela
Cristóbal Rojas. Em 2004 foi selecionada como vencedora do
concurso Monteávila Editores. Finalista no XIX Concurso
Nacional de Poesia para liceístas 2004. Bacharel em
Humanidades. Publicou o livro de poesia Acordes del Mañana
(Premio Nacional Cada Día un Libro/Ministerio de la
Cultura/2005). |