EDUARDO MARIŅO
A PLENA LUZ DEL DÍA
Soy una simple pregunta y me rompen las tardes de sol. Miro en silencio una sacudida, una trémula cerveza, ardores de humo y humo de ausencia. Eres el cigarrillo necesario en la justicia, el último deseo estremecido. La piel que me arranco a mordidas, lleva por tatuaje tu absoluta respuesta.
BOCANADA
Un rostro fijo en los años, eterno. Una voz que me adivina la incertidumbre, sacando a relucir viejas cuitas de la mano que proteje la mirada. Su veloz incendio es el desolador de toda ternura, de toda intención de beso. Amor que se queda, que no pasa; espiral voluta de humo que va quebrando el reflejo de toda sombra.
DE PROFUNDIS
Hay quien dice que el poema es como la perla: sudor de heridas, aspereza en la membrana. Deberían ser pescadores en los mares del Sur, evitarían tanto oscuro camino, tanto sórdido acecho.
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Eduardo Mariño. San Carlos, Cojedes, Venezuela, 1972. Ha publicado los libros de cuento: Del diario de un cautivo (Instituto de Cultura, San Carlos, 1994) Cacería (Círculo de Escritores, San Carlos, 1999) La salvación por el hastío (IPASME, Caracas, 2005) y Gente (IPASME, Caracas, 2007). De poesía: Por si los dioses mueren (Círculo de Escritores, San Carlos, 1995) y La vida profana de Evaristo Jiménez (CELARG, Caracas, 2002). Ha publicado la novela: Silvia (Editorial Verbigracia, España, 2006).
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