FEDERICO DE LA VEGA
El agua
acantilándose
por un rostro
es un manantial
de otros rostros
en busca de otro cuerpo
detenida
como un ojo de agua
en la mano curvada
es una mirada
que escurre cascada
hasta los pies
en el río va todo
todo va
como de la mano
por la calle
el llorado y el ojo
y los rostros
y el yo olvidado.
El mar
allá
lejos
distanciado atiende
sus lujos
tanto tiempo
luego espacio
cubierto de azul
debe ser un lujo
un capricho de nobles
un bálsamo del corazón
el despilfarro del aire
y los colores
en movimiento
o en detenimiento
llaman siempre
están silbando siempre
en los labios de las olas
los palmares
las rocas.
Coercitivamente
sin que ya nada
en mí respire
sin miramiento
en tus labios
tramposo
de frente
o en el camino
a espaldas
preciso
bajo la ducha
y en las tardes solas
no importa
respirar
sin consecuencias
o a ultranza
con derroche
van mis células
hacia ti
para tomar la forma
de tu espacio.
Distante
al sur
de mis grilletes
muy lejos
bajo agua
pacífica
o
frente a la tarde
azul
me esconderé
de respirar
tembloroso.
Como para ocultarme
en la alcoba ciega
apago la lámpara
pero me encuentro
la tenue luz
de mis ideas y mi cuerpo
me sorprende en la noche. |