LJUDEVIR HLAVNIKOV
EL BAUTIZO DE NOSTRUS CYGNUS MAXIMUS
A Lyenn, durante el enjambre de Swammerdam
eufrates tigris ganges yang-tsé
espadas como ríos delinean nuestro horror bajo este acantilado otro encaje fucilar destituye al sol en pos de un reino pequeño y rabioso que horade el cauce del agua
veinticuatro horas solares silban contra el turno de una muerte natural
ciertamente no hallarás nada personal en cristo cuando laves tu cruz entre las cenizas
alba de enroscado párvulo en el martirologio del símil quieto en el cadáver calciforme y ejemplar
un sextante demediado se opone al signo ya desierto de un fermentado limo
pirámides que no ceden arena que cautive la fábula del incesto exquisito que encienda pétalos de nieve oh rosa circuncisa
dijes y mucosas unciales despojos de cielos no correspondidos datos encallados en la estadística decimal que precede a la primavera
repítase escena en dos lados del electrón en que mandala y urbe se funden así la incertidumbre y el asombro
ouroboros de huesos uñas y alas en el azufre del fósforo reposa un reloj huracanado
este es mi rostro
dulce solaz ahíto entre las bestias y los arenales de ocho puntas tal como rasgó su señal el cordero en los cuatro puntos cardinales de un enjambre
y prefiere devenir lejos de su escolio la perdiz mas tálamo a tálamo tiende su quebrada en la noria
un nigromante y su ruiseñor acaudalado viajan a la última caricia del ciego qué explicación dará lo pulsado pulsándose cual emblema
rollos de semilla crispada en los idus salva del agua muerta el paroxismo de mis llagas y mi desolación suspendida
a partir del fuego vivo la rama se devela entre los muertos ofreciendo honor y gloria en su relicario
coro nupcial habrá tras la fracturación de la mies y las ninfas velarán con las larvas la fija hora del polen el destierro será meditado al unísono
inmóvil y pálido un púber bebe la estela del crepúsculo y desdobla los prodigios
doble llama ocaso y amanecer de las ascuas donde inflama el mundo la eucarística transfiguración del cisne
tripartito el nombre y dual su heráldica la criatura gira sobre un tiempo aural
dispersos los asteroides en cromáticos signos vertebrados la música acompaña al huésped hasta sus orgones
un confín de holocaustos y sacrificios ante la fiebre y el acto de bondad propone su cicatriz
visiones de estupor y piedad se adhieren al recién venido denodando la sed para su extrema transitividad
oh sinfonía de quieta dulzura custodia a mi hermano en la orilla
acá vendrá un día a recibirme de este viaje y llevará un muerto como el mío al lado de los vivos
para que en el mar pueda extraviarse mi cuerpo en su resplandor
de los escombros sea la virtud que aplique al dorso de la lengua
Brandemburgo, s.XV
EL EXILIO DE RADAMANTE EL RUISEÑOR
A Caithness, que amaneció conmigo en la frontera de Glasbrücke
cazar un animal con las cuerdas de un laúd y dormir a plena luz de un abismo y su cortejo nemoroso donde todo misterio extiende su distancia y su claridad de cristal quebrado
un extraño jardín que ha de pesar en mi corazón para que pueda latir con fuerza por la disecada durmiente aquella por la que el dragón creó la elemental máquina de su fantasía
áurea y tensa la seda envuelve mi responso a los edictos de mi erizo rey heme aquí fiel al taciturno incluso cerca de este otro
por ti sólo toco
sumérjase en el odre de mis huesos termine la insomne levedad de los combates que he compuesto
un doncel ha nacido esbelto y menudo con las fogatas hallará su luz inquebrantable alguna víspera
que por acción de los dones se revele el relámpago y los eclipses que desayunarán hasta la abdicación
el menaje extrae su gibosa silueta los cubiertos inconclusos sobre la mesa y las trescientas jornadas consumadas
cómo volverás a ser todo aquello que amé en los destellos de las melodías
la alforja del rampante judío qué sino oh por cientos acumula despedazando hojaldre hedor y herrumbre
in medias res un falso dioscórides insinúa que nadie ha padecido y que ningún tegumento despojó la superficie del náufrago
frente a la ventana y los atrios purpúreos los arcos de sombra las mansiones del eterno desdén regentan la hiedra nuclear
fabricación febril de los trinos ardientes retira el halo de mi espanto y reluce
la armadura que sosiega mi desnudez
un teclado obsede los cárpatos precipitándose al estanque de basalto con la nieve de sus labios
onomatopropedéutica el cuándo del súbdito el cómo del bastardo y el qué del cortés
tu imperio ya sido por agua austral y por escolopendra retuerce el cadáver travestido de raíz y metales flanqueados con ardor castrense por un oligofrénico
y la sed del colgado era mi oficio y el hambre del invertido era mi oficio
napas de alcanfor asisten el desvelo de tu amante pero nadie ha sido culpable en la corte del lumpen cal viva es su ausencia
tajos abiertos de embriaguez bajo las estrías depuestas por la flagelación un casto pulso tiembla y enajena el bosque
un instinto pánico retorna del torpe desvarío de lo inerte en sus cámaras el doncel duerme con espectros y clepsidras que acarician su frente
la excomulgada calavera del soldado austro-húngaro envuelto en los márgenes de un fardo yace con la disecada en lo nefando
ungida por el miasma de los adioses una mueca parpadea y desprecia tu venérea carroña de bruces
ve a tu opacidad de un extremo a otro las murallas antárticas graban el sexo zozobrado en las bijouteries del tedio
gizeh caria éfeso olimpia rodas alejandría babilonia
desertor de mí espurio yermo y sin posada
Hradčany, 1999
EL Funeral DE GWENHAEL OF OLDSCHEEYLD
A Sir Hedwig y su antiguo barco de Nicea
un fulgor precedido por la disipación que no supimos cómo ni cuándo trajeron los fragmentos del radar
un buen pastor y todas las plagas que despedimos regresaron a casa por nosotros
apoderado patrocinador rusticida abrasa tu prosa oh ergonomías de ceniza
un prado de higueras esvásticas las copas la partida vencía el plazo
de súbito un corto eléctrico no pude hacer nada más que abandonar su reloj en mis párpados
lábilmente el acróstico cae sobre los políglotas y cierra la manga apoderándose de un toque de queda
las entrañas de un hallazgo anómalo a su especie ya una encarnación cosmética
una mañana forestal en torno a su novia pretendí con inaudito pudor la muchedumbre
el lobo observa la aguja y la bella nodriza deja la almohada y la funda bordada con suero culinario
guardemos armonía combustiona la carne y la mácula ya el disfraz mortifica las manías de un rey mendigo
amante de esclavos pretéritos efebos que dan calor a las alcobas de las infantas
cuencas de mariposas y retratos cien veces de noventa y nueve escalera real los perfumes trasvasados en lodo e insulina
un famoso pianista comenta su alergia y engalana los tarsos ecuestres allá va su trópico baladí sírvase el aperitivo
rebaño de sombras cremado entre las rocas y los farallones de la opuesta orilla un virus subía al coche de un bebe
el científico dueño de sí mismo
sobrevivir sin pasaje a otras esquirlas de canto boreal ostenta tu ramo de rábanos y resígnate a la mirada dimensional
oscilando en las fauces de un profundo cambio que subsiste en tu quietud de tropa
los soldados enumeran la angustia que da la sangre de los locos los suicidas los condenados aquellos proscritos de la vida
como tú trazo y construyo un artefacto que fabrique cubos de salitre en torno de la roña y los bares en que buda asiló a la humanidad en su ano
hablemos del coturno inciso en el abismo sin pensar en la arquería lejos del mundo suprimida en cada frase por que no en cada engranaje una radical fisión de aire
y yo el primoroso clavo permanente de tus cartas desplazando un vaho de infierno desde los muelles
al castillo de tréboles el recodo de un heraldo entre la niebla y una palma de azul novoandino se cierne deshaciendo las coordenadas y su simpatía a salvo de toda corrupción
un aromado aceite lava nuestro llanto funerario ebulle la maroma en los genes del anciano principito guiñol
conozco esta falacia hice alguna vez un altar de agua sobre las rocas para el otoño las nutrias bebieron demás es cierto
acércate aquí nada fue escrito no
voces que fueron suyas alguna vez un auto de fe a las cinco de la tarde al estribo de un tranvía extático
al umbral de un hada que colmó mi vértigo se retira mi imperio unigenital
en cada punto de fuga un hermano en la esquina merodea con espigas el año solar
un solo pico lidera el cliché y lo formula en arcadas de fuego impaciente plano del movimiento
vidrio y frágil mercurio su funeral en nombre de un tejido vacío en pleno contenido y cotidianeidad mueve las hojas de acanto
aduana de la muerte sagrado sea mi miembro en esta infinita costumbre
no hay sentido privilegiado para morir se muere en armonía con una forma sensible
edad de oro del saurio arriba abajo una amable circunnavegación
una piedra áspera sedimentación de viajes que recalan los mantos de una tierra en fronesis
los paisajes hacia un mirador oh celosía de fulgores oh imperio de la hipóstasis en que quiénes y cuándo caen al mar y secretamente filtran su espíritu
un desplazamiento de litoral tu oclusión y la desposada diéresis
los vestidos juran en falso y germinan una trampa de luz en los atrios mapas de esferas
el verano sobre ti mientras el amor se evade como un flujo de cal atravesando la médula el talle de tu alrededor
un extravío reluce el origen del mundo
croa inconcluso ranúnculo empiézate pie aurora de mis legañas tal es la fuerza del niño precoz
y la desesperación en la lumbre de una armadura abrasada por el moho
oh calesa encendida nieblas imaginarias de oldscheeyld que despierte mi tesoro de su boda cristalina ha el eco
una periferia de resplandor domeña al epiléptico pulsión impía de tacto disonancia que pronuncia su peso reanuda sombras y embiste la arena contra los muelles sin mendrugo
Copenhaguen, 1986
LAS BODAS DE MAOLDÒMHNAICH AN-CLUID-DEÁRTHAIR
A Cristina de Suecia, en la unción de los puertos en que nos despedimos por última vez
y desde entonces la belleza no habida
músculos sin cenit oh pleitesía de severas millas de encaje blando custodiando los cadáveres aullando al respirador artificial
un flexionado postigo despedaza el volumen en línea rauda recuperación de nuevos ornamentos a los suplicios del meandro
la órbita que establecen los artefactos sedentarios modifica el deseo precoz los acertijos ladean el rumor sin término medio
contra los pueblos el arca jamás arredra sus ardientes ortigas dan fertilidad
a los recién nacidos en un disipado satélite
la protoscopía vigila el fin del cielo entre nosotros un jinete paleolítico gravita con lupa las naves enfermas a la diestra de qué proa el viento
arma a tu amador caballero con las manos vacías de guirnaldas y sortilegios
catastro castrado del caterpillar en tu cartografía vuelven de toda latitud aquellos de quien huyó el amor vertido hacia ningún lugar
la eclosión de un alba propicia completa apenas las boreales y las geodas de otros sonidos
en un laboratorio cardinal los antípodas inscriben encantadores designios por la durmiente abandonada a su arco iris penetrados de los nueve firmamentos el extremo el gran vacío
la larva del campanario pule los vitrales y su error es la claridad que los bellos laberintos reciben pulcramente deshaciéndose de las catedrales
la calesa ha llegado por nosotros
cada viaje sume la lentitud de la copa en que conspira el elixir
imantados por una discreta y grave inteligencia los eclipses de la carne y un color que se pierde por la oscilación de un árbol despojado de la tarde fustigan los pasos de una loba siberiana que conquista la umbría de los zócalos las intemperies trasmiten las mil vergas del andrógino
ruégoles mis campos mis estelas y mis ríos no anhelar al prodigioso que ha vencido a su sombra rosa que el que vuelve no soy yo ni la bárbara princesa es quien me acompaña
un ruido sin par ensambla los fetiches y las clavijas del esteta a su apóstata excelencia
el anj el abanico de ases y complaciente la espada que duerme en nuestros jardines expuestos a la endemia y la entropía que nada dicen
vestido de tules con una bolsa de arroz las taxonomías repiten perfecciones regias del niño traidor el más amado campeador
acéfalos lacayos inmóviles peregrinos caballos pintores elefantes acróbatas ingenuos amaestradores de perros ciegos imitadores de pájaros y fieras túmidos tragasables campestres pífanos ardientes orfebres mancos truhanes y gentiles disfrazados o apacibles
no dejaste ninguna sospecha de tu cuerpo
desencadenados miles de pétalos enmudecen a la crisálida y su cicatriz de pánico humo rinden su donación
breve tránsito del porfiado oh la deshora de un pío impertinente ruiseñor ella está dormida sonríe disecada
festín bielorruso a la parmesana con gigantes animales y cometas deviene lo azul y te saluda son miles las mesetas observan las torres
el puente a la misma hora
Gdańsk, 1848
*
Ljudevir Hlavnikov nació en Severomoravsky (Checoslovaquia) en 1987. Siempre va y viene del Perú porque fue criado por sus abuelos en el distrito de Barranco. Le gustan los tranvías y los cisnes. Tiene un solo hermano, que se dedicó a la filosofía y las artes marciales. Ambos aman a los gatos, aunque son alérgicos y con tendencia al asma. Luego de estudiar ingeniería de sonido en la Universidad de Gjod. Ha compuesto “Canciones Concretas” y diseñado “Non Píeceless” (mejor conocido como “Antípodas”) y “The Amniotic Loto”, ambos para el II Festival de Música Estática de Wellspring en 2003. Integró la intervención urbana “Intramuros Libro Mural” en Lima, bajo el auspicio de Tranvías Editores. Actualmente prepara un libro-objeto titulado “Tangente Trino Transversal” para la editorial Sofisma de Máquina Virgen, en Curitiba, Brasil.
Conoció y se enamoró de Stephanus (a quien llama Stefan, con su consentimiento) en un paseo por el río Rímac a las tres de la mañana. Desde entonces su obsesión por la fugacidad del tiempo se traduce en música que ejecuta en un estudio particular y transmite rara vez como DJ online.
A pesar de ser muy distante, es tierno y amado por hombres y mujeres. Físicamente de musculatura firme y talla small. Ama el deporte, sobre todo el tennis.
Ocasionalmente es eufórico y muy fetichista, especialista en fotos y libros de antigüedad, le fastidia reconocerlo pero es empedernidamente bisexual. Aún vive con sus abuelos pero ha intentado fallidamente de mudarse a una habitación propia con vista al mar, o en la azotea de algún lugar fuera de Lima.
No se trasviste, sin embargo porta un pendiente de oro en la oreja derecha. Viste de colores enteros, mayormente con un gorro rojo puesto.
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