ALUCIACIONES
Pasar por el marco de la puerta
sin saber si has entrado
o estás saliendo
ni donde te conduce el vano
que bien conoces
sin haberlo visto nunca.
Hay un hombre al fondo del pasillo
camina sobre una banda rotatoria
el paso firme
y su mirada te hace fantasma.
No avanza ni te toca;
sus dudas en círculo
te llegan y se corren:
claman en tus vísceras.
El hombre al fondo del pasillo
busca más allá de tu cuerpo
alcanzar lo que no intuyes siquiera
robar lo que el vacío requiere
o vaciarse
en ti, completamente.
Ya no está la puerta, ni el marco
ni el pasillo y su fondo
pero el hombre sí camina
midiendo su latido
que pulsa en tus senos
sabiendo que no puede atrapar
la sombra que lo repite
ni la visión que lo alienta
es un cuerpo que camina
sobre una banda rotatoria
y tú, una fantasía,
poco más de lo que fuiste
más de lo que serías.
EL CONTRAPESO
La bailarina de Degas
coloca en la punta
de la zapatilla derecha
toda su existencia.
En el ápice del equilibrio
de inmodestas volteretas
y flash,
desde el silencio irrumpe
un rostro
que la devuelve a su infancia.
Pierde el contrapeso del olvido
y precipita,
y se quiebra.
La bailarina de Degas
tuvo una vez un padre.
EL CULTIVO DEL ASCETA
Será la falta de música
en la sala
o el vino
que he dejado de tomar
será mi hijo
en casa de la abuela
o mi perro lejos
en la campiña
lo que esta noche
ha abierto en mi pecho
una hendedura
llena de afonía.
Apago el teléfono
para no entorpecer
la labor del hado
para no confundir
a los aduladores
con la suerte.
De la calle sube
el vocerío de los turistas
trepa a mi ventana
por las telarañas
de mi soliloquio.
En un texto sagrado leo
que un ángel
custodia este sopor
vestido de insomnio
hago a un lado la tristeza
que Sísifo me ha enseñado
ser eterna
hago a un lado los sueños
que la Vida me ha enseñado
ser bombas
que revientan en su ápice
no me queda más
que el tacto de lo certero
el sofá tres almohadas
mientras el alma
como el humo de un puro
asciende lenta.
LA RUTA DEL ENGAÑO
Es incómodo
mirarse en el espejo
hay temporadas
en las que el rostro
migra de su rostro
y escrutarse es
escarbar la tumba
del viejo rostro.
No es por vanidad
que se arroja la piedra
y cae el cristal y se hace poza
de visiones infringidas
ojos calados en las cuencas
de la conciencia
bizcos
por el afanar infecundo
que aleja el rostro de su origen.
El vaho del aliento no salva
se hace gota
cae y corroe
abre grietas entre el pómulo
y la dulzura del semblante
que ya es otro, y cuela
y baja
aplasta
la esperanza de regresar.
Es peligroso
mirarse en el espejo
y dejar que ese rostro
se apodere de tu rostro
que esos labios
sonrían
una risa que no tienes
y los ojos ventana
sobre
otro paisaje.
¿Cómo desenmascarar al gemelo incómodo
desaparecer su ruta de tu topografía?
Desdeñar el espejo
tomar el rostro entre manos
y buscar allí
el reflejo
de una humildad engañada.
EL PÁJARO SOLITARIO
Trato de contener la ira
de amar por encima
de toda injusticia
trato de seguir la ruta
caigo me quiebro
levanto los ojos al cielo
me pregunto cómo
la bandada logre
tan impecable
coreografía
¿cómo hará el pájaro solitario?
¿podrá él cerrar sus alas
romper las filas
sin destrozar la danza?
COLISEO CONTEMPORÁNEO
A George Bush Jr.
El emperador del mundo
reorganiza el Medio Oriente
con su ejército disciplinado
de fuerzas unidas
cosmopolitas.
Gladiadores en uniforme de fatiga
aeronáuticos
marinos y submarinos
informáticos
espías y contra-espías
infiltrados
todos juntos
para domar las feroces
fieras fundamentalistas
y el público aclama.
Bestias entristecidas
desalojadas
desnaturalizadas huérfanas
iracundas.
Revientan las jaulas
en el nombre de Dios
porque ya no aguantan
al Emperador optimista
invadiendo el universo
$anguinariamente $onriente.
EL TÍBER NO ES UNA SERPIENTE
Rómulo mató a Remo.
Marte ilumina el cielo romano
y las alas plateadas de las gaviotas.
Uno recorre las orillas del Tíber
se ampara a una virgen pagana
busca la higuera sagrada
miel de lactancia
que alimentó los cimientos
de la urbe.
Encuentra la cesta vacía
(de Vesta solo queda
un templo en ruinas)
hay hedor a rata embotellada
espuma amarillenta
polímeros
arbustos intoxicados.
Uno recorre los muros de contención
como lagarto suicida
se ampara a un vértigo adolescente
al vahído de una civilidad ávida
- insoportable -
de aguas turbias
y naufragios.
Marte sigue parpadeando sobre el Tíber.
El Tíber no es una serpiente.
Rómulo juró matar
a aquel que traspasara
los limites urbanos.
Uno cruza el puente más antiguo
y escupe hiel en la corriente.
¿Habrá la loba engullido la esperanza?
¿Quién insiste irrespetando los confines? |