TAO
En Chai Sang está la piedra donde durmió su
borrachera dos noches
consecutivas el poeta Tao Chien.
Esto sucedió hace
mil años que son un solo día, según dice
un verso
inscrito en una estela al pie
de la piedra.
Ese verso no se encuentra
entre los poemas de Tao Chien: se afirma no
obstante que lo repitió
trescientas veces cada
una de las noches de su borrachera:
dormido, ¿quién
penetró en su sueño
a oírlo refunfuñar
aquel verso?
Una vez al año,
durante el día más largo del verano, se celebra
el Festival
de la Miríada de los
Poetas junto a la piedra
de Tao Chien: corean trescientas
veces
el verso de los mil años
que son un día,
duermen borrachos al descampado
hasta
altas horas de la mañana:
abrazados.
El viento y las alimañas
se encargan el resto del año de limpiar
de desperdicios aquel paraje.
Un alma piadosa raspa
y lava doce veces al año la piedra de Tao Chien:
por lo demás, nadie
lee su poesía, sólo queda
la historia de la piedra y
la borrachera
inscrita en un poema de Yuan
Mei
(1716-98) famoso y venerado
y leído
hasta el día de hoy
en China.
Sale el sol, dóciles
lagartijas; cenit, se posa de luz beoda en una franja de
sombra la mariposa; crepúsculo,
la procesión
de las hormigas regresa al
hormiguero
a depositar la carga de agujeros
tras
acribillar todo el día
el interior de la
piedra de Tao Chien.
AGUA SEDIENTA
Agua sedienta de inquietud se remansa, inconexa.
Yo la apago, reposa en
la taza de té.
Reincido: soy el pez del
estanque zigzagueando entre arañas de agua (luz) lotos.
El agua desprovista de
declive, rezuma: indivisa, la vierto.
¿Adónde?
Bebo su venero, bebo espuertas de agua, me sacio de sus calcinaciones:
prolongo su recorrido, me apresuro
a mirar
los reflejos: pinedas, floración,
res retenida
entre unas espadañas.
El vaso; el cáliz
labrado; y tras la oblea sacramental
el
rumor, el estruendo, la configuración
de la
inexistencia de la sed del
agua por
inexistencia del agua.
DE TRANSITORIEDAD
Desde la ventana los cerezos en flor de Arashiyama.
Esteras, shoji,
el bambú del traspatio, inmateriales.
El marco de la ventana,
inasible.
Irrumpe (llena) la luna:
el Emperador sueña con un cuenco de cerezas de Arashiyama:
toda la casa a oscuras, devuelta
a su incorporeidad:
sólo la ventana a pesar
de la insustancialidad del
cristal, las celosías,
ausencia de su armazón: vano,
la ventana (se lleva el Emperador
a la boca un
puñado de cerezas, cera
o cristal, no se sabe).
Y desde una ventana golpear
ausente de postigos, laboreo herrumbroso de los goznes:
ved el vuelo repentino del
búho (desaparición de
la casa): búho consustancial
a la irrupción de la
luna, la mano del Emperador
(nonagenario) la
inabarcable agitación
de los cerezos en flor de
Arashiyama.
FIGURA VOTIVA
De sus cabellos, la orquídea.
Verbena: la rosadelfa
en agosto una flor de un malva espeso.
Aguanieves y escarcha:
febrero, la flor
perdura.
Angiospermas, en sus manos.
Desde las raícillas
trepan (septiembre) las umbelíferas hacía el
heliotropo.
Y la mujer: de hinojoos.
El justillo acrecienta
las rectas de su torso.
Dilatación: la
grana fruncida de su saya se desarruga.
A sus pies (el estupor
de la avispa).